No nos engañemos, nuestros
enemigos no son los ecologistas, son los animalistas. A raíz del enésimo ataque
contra la caza, y en este caso contra unos niños cazadores, se reaviva la
polémica sobre la radicalización de ciertos colectivos contra el mundo
cinegético.
Y como siempre, las culpas se
achacan a los ecologistas, metiendo en el mismo saco a todos los que se
consideran como tales. Y no es cierto, con los ecologistas se puede dialogar y
a veces hasta nos apoyan a los cazadores en determinadas actividades, y aún
más, muchos de los que nos consideramos cazadores, somos ecologistas, en su más
amplio significado, ya que un ecologista, es aquel que ama y conoce el mundo
natural y sus especies.
¿Y quién, sino un verdadero
cazador, es el primero en defender a la naturaleza y conocerla a fondo?
Pero en cambio, con los animalistas no se puede dialogar, ni mucho menos razonar, son radicales en su más amplio concepto y su principal objetivo es acabar con la caza, no lo debemos olvidar.
Como tampoco podemos olvidar, que,
en las últimas elecciones generales, más de 300.000 españoles votaron a favor
de un partido radical animalista, PACMA, y si alguna vez llegasen al gobierno,
lo primero que harían sería prohibir la caza. Ni debemos olvidar tampoco, que
organizaciones ecologistas antaño serias y fundadas por cazadores, como SEO/BirdLife,
se están radicalizando con principios animalistas, y ¿por qué?, ¿porque está de
moda?, ¿por las subvenciones…?
Los cierto es, que estos partidos
y grupos animalistas, están considerados en muchas partes del mundo, Estados
Unidos sin ir más lejos, como grupos terroristas animalistas, a causa de sus
acciones violentas en contra de empresas o particulares que trabajan con
animales.
Aquí en España, la ola radical
animalista ha ido creciendo con el paso del tiempo, y a ello, hemos ayudado los
cazadores, con nuestro silencio y el no hacerles aprecio, hemos logrado que se
crezcan y con ello que sus acciones sean cada vez más violentas.
Los cazadores, son a menudo, atacados
e insultados en las redes sociales por animalistas, que, escondidos tras falsos
perfiles, no dudan en publicar las más atroces barbaridades, convencidos de su
total impunidad, y en caso de que se les denuncie, creen que con disculparse
está todo arreglado.
Pero claro, ahora está de moda,
el ser lo que yo llamo “ecolojeta”, urbanitas que sentados en su sillón del
salón, mientras ven Bambi comiéndose un jugoso filetón, intentan arreglar el
mundo prohibiendo todo aquello que no les gusta o no conocen.
Este mismo urbanita, que se
apunta a una entidad supuestamente naturalista, y cuyo fin principal es vivir
de las subvenciones públicas.
Y poniendo en marcha las ideas
del jerarca nazi Goebbels, cuando decía que “Una
mentira repetida reiteradamente se convierte en una verdad”, (los 500.000
perros asesinados por los cazadores todos los años) o la de que, “Toda propaganda debe ser popular, adaptando
su nivel al menos inteligente de los individuos a los que va dirigida. Cuanto más
grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a
realizar. La capacidad receptiva de las masas es limitada y su comprensión
escasa; además, tienen gran facilidad para olvidar.”, y se ve, que a estas
entidades animalistas les funcionan estas teorías, a tenor del número creciente
de simpatizantes que se les unen.
Y las redes sociales han tenido
mucha culpa de la situación a la que estamos llegado, la permisibilidad de
muchas de ellas (Facebook, Twitter …) a la hora de tolerar este tipo de
insultos y amenazas a la caza y los cazadores, es la principal causa.
Ante esta oleada de insultos y
amenazas, de nada sirve denunciar en estas redes sociales, ya que borran un
perfil y crean otro donde siguen haciendo lo mismo, lo que hay que hacer, en mi
opinión, es denunciar por escrito ante la Policía y la Guardia Civil para que
el peso de la Ley caiga sobre estos fanáticos.
Asociaciones de cazadores,
Federaciones, Asociaciones jurídicas creadas por cazadores, Grupos, Sociedades
y un largo etcétera, debemos tener unidad para afrontar esta situación, pero no
solo los cazadores, también a nuestros representantes políticos, pues
practicamos una actividad legal y generamos importantes ingresos al estado.
¡Ya basta de estar callados¡, de
ser parias, hay que actuar con contundencia, pero sin llegar a la
descalificación ni el insulto. Tenemos la legalidad y la razón de nuestro lado
y no dejemos de olvidar la frase de Martin Luther King, “Lo que más me preocupa
no es el éxito de los violentos, de los corruptos, de los deshonestos, de los
sin carácter, de los sin ética, lo que más me preocupa es el silencio de los
buenos.”
Y ahora a esperar los insultos y
amenazas de los animalistas que lean este artículo, pero a mí no me van a hacer
callar.
¡VIVA LA CAZA ¡